Hemos tenido conocimiento con gran tristeza del fallecimiento de Sebastián Rivas Briales, otra víctima de este enemigo invisible y mortal que nos ha confinado en nuestras casas y nos ha impedido incluso asistir al funeral de nuestro amigo.
Sebastián fue durante varios años vocal de la Asociación Gálvez Ginachero por la Adoración Nocturna, y se esforzó con gran acierto y éxito en la difusión de la vida y obra del Siervo de Dios, coadyuvando con la causa de beatificación, como marcan sus Estatutos. Dejó paso a Félix Valiñani en este oficio de vocal, por poder atender mejor a su esposa enferma y que hoy es la principal perjudicada del fallecimiento de Sebastián, junto con su querida hija.
Porque Sebastián, que mantuvo una gran actividad hasta el final, sabía que la Adoración Nocturna, sus visitas a los enfermos de la parroquia de los Mártires para llevarles la Comunión, o las tareas de la Asociación Gálvez, tenían que realizarse sin perjuicio de la debida y preferente atención a su esposa. Dio ejemplo de lo que debe ser un verdadero matrimonio cristiano, donde la mutua ayuda y entrega, la donación al otro, hace visible y realiza una auténtica iglesia doméstica.
Sebastián era un auténtico caballero español, y sus principios firmes nunca eclipsaron su entrega bondadosa a los demás, y ni siquiera su buen humor. Solíamos bromear él y yo cuando yo le admiraba su gran capacidad y actividad, y él alegaba su avanzada edad. –“Bueno, yo por ahora me encuentro muy bien, pero tengo más de 80 años, así que hasta que Dios me llame”. Yo le respondía: -“Entonces, Vd. siempre descuelgue, y así Dios, si le llama, le encontrará comunicando”. Nos reíamos.
Ahora sí que Dios le ha llamado junto a Él. Este adorador nocturno podrá adorarle ya eternamente, al lado de su admirado Gálvez Ginachero, haciendo realidad la promesa reservada para quienes como Sebastián se entregaron por todos nosotros: “Venid, benditos de mi Padre…”
Francisco García Villalobos
Secretario de la Asociación Gálvez Ginachero