Don José Gálvez, a principios de los años veinte, era el director del Hospital Civil y, años después, lo sería también del Hospital Noble. En razón de sus múltiples méritos fue nombrado alcalde de Málaga, el 3 de octubre de 1923. Podríamos decir que su gestión en el Ayuntamiento se caracterizó por el impulso a las obras públicas. Durante los dos años y medio que duró su gestión en el Ayuntamiento, se dice que consagró a la ciudad su salud, su tiempo y su dinero. Pues, cuando tomó posesión en el consistorio municipal, éste estaba prácticamente sin liquidez. Había una existencia de 238.236,17 pesetas, pero, según el arqueo de la Caja Municipal, el efectivo se limitaba a 1.269,96 pesetas. Pocas obras se podían iniciar con tan reducido capital. Hubo que pedir un empréstito que cubriese los gastos de un presupuesto extraordinario, llamado «Plan de Grandes Reformas», que ascendió a 38.200.000 pesetas a la Banca Marsans de Barcelona.
Entre otras muchas obras a favor de la ciudad y sus ciudadanos, en el tiempo que duró su mandato, destacaremos las siguientes:
-Otra real orden autorizaba al arquitecto Daniel Rubio a redactar un proyecto de mejora consistente en urbanizar la Alcazaba, obra que no llegó a ponerse en práctica de forma integral. Este Plan consistía, principalmente, en la pavimentación de calles y aceras, alcantarillado, perfeccionamiento de la traída de aguas de Torremolinos, puentes sobre el río Guadalmedina, el Paseo Marítimo, la unión del Parque con la Alameda, abriéndose éste al tráfico rodado, construcción de escuelas… Llevar a cabo este el Plan Integral de Reformas requería la planificación profesional y beneplácito gubernamental. Para lograrlo, José Gálvez buscó el apoyo y asesoramiento que firmaron los arquitectos: Daniel Rubio Sánchez, Fernando Guerrero Strachan, Antonio Rubio Torres, entre otros, y los ingenieros: Rafael Benjumea, conde de Guadalhorce, cuyo título nobiliario provenía del pantano que supo llevar a término, mas tarde Ministro de Fomento, de Leopoldo Werner, autor de las obras de ampliación del Puerto, de la Comandancia de Marina y del Instituto Oceanográfico y Manuel Giménez Lombardo, realizador del Pantano del Agujero. Así como de Manuel Bores Romero, ingeniero municipal. Todos ellos constituirían la «Comisión Especial de las Grandes Reformas para Málaga».
Segunda etapa
A partir de marzo de 1924 podríamos decir comienza la segunda etapa del mandato de Gálvez. Tendrá un nuevo equipo de concejales y vocales mucho más capacitados para el ejercicio de sus cargos y se introducirá la Comisión Permanente como órgano ejecutivo del Ayuntamiento. Será reelegido el 28 de marzo de 1924, a causa de la puesta en vigor de la nueva Ley Municipal, que venía a consolidar definitivamente la política de la Dictadura respecto a los municipios. Así, accederán al mismo un representante de las asociaciones gremiales, el señor Ric y una representante de los maestros, Teresa Aspiazu.
Pero ¿quién era Teresa Azpiazu? Nacida en Cádiz en 1862, cursó estudios de Magisterio, cuya carrera ejerció, a partir del año 1886, en Ceuta; después, desde 1896, en Játiva. En 1901 ganó por oposición con el número dos, la plaza de profesora Numeraria de Letras de la Normal de Málaga, en la que permaneció hasta su jubilación. En 1914 fue nombrada directora del centro, sustituyendo a Suceso Luengo, otra importante figura de la docencia malagueña, con la que mantuvo una estrecha amistad y una amplia colaboración académica.
Su labor como profesora, además de extensa, fue muy eficaz; entre otras actividades, fundó un ropero para escolares pobres e inauguró, en 1925, una escuela para discapacitados denominada «Instituto Malagueño para Ciegos, Sordomudos y «Anormales». También impartió numerosas conferencias, y tuvo una intensa actividad cultural colaborando con revistas y periódicos de la época. Debido a esta amplia labor cultural y social, en 1916, ingresó en la Sociedad Malagueña de Ciencias.
Durante su concejalía, además de las tareas propias de su cargo, se ocupó expresamente de temas relacionados con la enseñanza. Así, en 1926, en el reparto de comisiones municipales, formó parte en la de Gobierno Interior y Cultura, y en la Junta Local de Primera Enseñanza. Estuvo seis años como concejal, desde el 21 de abril de 1924 hasta el 25 de febrero de 1930, fecha en la que cesó la corporación. Durante ese periodo de tiempo fueron alcaldes los siguientes señores: José Gálvez Ginachero, Enrique Cano Ortega, Rafael de las Peñas y Fernando Guerrero Strachan.
A partir de 1927 comenzó a retirarse de la vida pública. Así, el 4 de agosto se dio de baja voluntaria en la Sociedad Malagueña de Ciencias, y días después, presentó su renuncia irrevocable a la dirección de la Normal de Magisterio por motivos de salud. En la sesión de Cabildo de 13 de febrero de 1930 se leyó un oficio de la directora de la Escuela Normal, manifestando que, a petición del claustro de profesores de la misma, el gobierno de S. M. había concedido a la profesora jubilada Teresa Aspiazu la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo, premiando así su incansable labor en la vida profesional y social, y sus muchísimos méritos.
En 1947 el Ministro de Educación dispuso que la Escuela de Magisterio de Málaga se denominara, a partir de ese momento, Escuela de Magisterio Teresa Aspiazu y Paul. Murió el 6 de agosto de 1949. Tenía 87 años. Diez años después, en 1957, el Ayuntamiento en agradecimiento a su extensa labor docente y social, concedió a perpetuidad la tumba donde descansan sus restos.
Hasta el año 1979 no hubo más mujeres concejales en el Ayuntamiento malagueño. En dicho año, obtuvieron su escaño: Pilar Oriente y Gloria Fernández. Pero hubo otra incorporación de las dos primeras mujeres funcionarias en el Ayuntamiento, al inaugurarse la Farmacia Municipal, que atendería la beneficencia malagueña, a las familias sin recursos, pese a las protestas del Colegio Farmacéutico que veía un peligro para la buena marcha de sus farmacias,
La Farmacia municipal fue inaugurada el 30 de julio de 1925. En el periódico «La Unión Mercantil» del 30 de julio apareció la siguiente nota: «Esta tarde a las cuatro y media se verificará en el Ayuntamiento la apertura y bendición de la Farmacia Municipal». Desde el día de su inauguración, estuvo al frente como director Román Casares Bescansa, hasta su jubilación en 1962. En la sesión de 19 de noviembre se nombraron, también en propiedad, a los auxiliares: Antonio Mir Blázquez, Rodrigo Martín Palma, Josefa García de la Vega -mi madre-, y Enriqueta del Río Madrid, y en la siguiente sesión, para el cargo de ordenanza a Joaquín Granados Torres.
Gálvez, también fue el creador de las Escuelas de Matronas de Málaga y Madrid, iniciando en ambos centros la enseñanza teórica y práctica de las comadronas. No hay duda de que, el doctor y alcalde, José Gálvez Ginachero, a principio de los años veinte, fue un pionero en favor de la mujer. Nombramiento, como hemos visto, sobre todo en el tema político que no se volvió a repetir hasta el año 1979. No sucedió lo mismo, en la Farmacia Municipal, donde fueron nombrando a una serie de mujeres a través de los años.
Nota sobre la autora: María Pepa Lara García
Mari Pepa Lara García: Archivera Municipal Málaga. Académica de número de las Academias: Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, Academia Malagueña de Ciencias, Academia de Nobles Artes de Antequera, Académica correspondiente de la Real Academia de la Historia
(Publicado en el Diario SUR el 6 de agosto de 2024)