El día que nos robaron al Dr. Gálvez

El día que nos robaron al doctor Gálvez – José Diego Farré Portales, profesor del Colegio Salesiano de Málaga – Diario Sur, martes 10 de septiembre de 2013

En mi colegio, el mala­gueño Colegio Salesiano San Bartolomé, había una sala de espera. Sí, ya saben, esa sala en la que se mete a las visitas mientras esperan que el secretario, el administrador o el director las atienda en su despa­cho. Suele ser una salita un poco rimbombante y algo pretenciosa. En la nuestra, hablo de los años ochenta, había un velador con su mármol blanco veteado, unas cor­nucopias, una foto de don Eduar­do Domínguez Ávila, canónigo fundador del primitivo asilo de niños del que se harían cargo los salesianos a finales del siglo XIX, y un hermosísimo gran marco de madera tallada en la que había una foto de estudio de un señor con gafitas redondas, de noble faz y bondadoso aspecto.

Este señor de negro era don José Gálvez Ginachero (Málaga, 1866-1952), médico eminente de fama internacional. ¿Y qué hacía la foto de un médico colgada en un lugar bien visible y el mejor amueblado del Colegio Salesia­no? Pues bien, esa es la historia que les voy a contar hoy. Y ade­más tiene su misterio y todo. No se vayan. Pasen y lean.

Cuando en 1996 el eminente, y ya desaparecido, historiador y sacerdote salesiano don José Díaz Cotán publicó el libro “Cien años de presencia salesiana en Málaga. 1894-1994” las fotos y referencias en las que aparecía don José Gál­vez eran numerosas.

Tuve la suerte de ser designado por la dirección del colegio como ayudante y acompañante de don José Díaz Cotán en su rastreo de noticias salesianas en la hemero­teca municipal v en otros archivos como el de don Narciso Díaz de Escobar. Como desgraciadamente durante la Guerra Civil nuestro colegio fue asaltado, la capilla de María Auxiliadora pro­fanada, el archivo y biblioteca quemados y nueve salesianos asesinados, gran parte de la histo­ria del colegio tuvo que ser ras­treada fuera de nuestro centro. Durante los primeros años no­venta del pasado siglo acompañé repetidas veces al historiador a las bibliotecas y archivos de Má­laga revisando periódicos y revis­tas en busca de noticias y men­ciones de los salesianos, la fami­lia salesiana o el colegio.

En estas noticias y reseñas apa­recía muy  a menudo el nombre y la imagen de don José Gálvez Gi­nachero y su familia. Porque don José fue un gran cooperador sale­siano, un bienhechor sin cuya ayuda, en momentos muy difíci­les, todo hubiera sido más com­plicado para los hijos de don Bosco y los chavales acogidos a su amparo.

Nombrado médico de obstetri­cia del Hospital Civil en 1913, del que sería director desde 1923 has­ta su muerte en 1952, don José Gálvez revolucionó la práctica de la obstetricia en España, llegando su fama incluso fuera de nuestras fronteras.

Su condición de ferviente católico le llevó a estar siempre dedi­cado a obras de caridad e incluso a fundar en Málaga las Escuelas del Ave María, cuyos terrenos donó personalmente para su construc­ción. Fue un auténtico caballero cristiano y cooperador salesiano que vivió una vida plenamente evangélica de dedicación a los más necesitados y desvalidos. Su madre, doña Carmen Ginachero, fue también cooperadora salesia­na, vocal de las Damas Protecto­ras y miembro de la Archicofradía de María Auxiliadora.

Don José Gálvez Ginachero es­tuvo siempre presente desde 1913 en todos los actos y aconteci­mientos importantes de nuestra casa. Aparece en las fotos en las que las autoridades y bienhecho­res malagueños recibieron a don Pablo Albera, segundo sucesor de don Bosco, en su visita a Málaga en 1913 y también estuvo en la vi­sita a nuestra ciudad de don Felipe Rinaldi, tercer sucesor, en 1919.

Su ayuda económica fue siem­pre discreta pero eficiente y oportuna. Así, por poner un ejemplo, en 1916 regaló al colegio cincuenta camas nuevas para el internado. Fue padrino, junto con su señora, en 1918, de la nueva máquina, último modelo tecnológico, que con su apoyo se pudo adquirir para nuestro taller de tipografía. Durante los años veinte y treinta no cesaron sus actos de ayuda, consejo y aporta­ciones económicas. Durante esos años aparece muy frecuentemen­te en fotos de veladas y actos de fin de curso en el patio del cole­gio salesiano.

Estuvo presente en el acto de reapertura de nuestro colegio en la primavera de 1938 y también aparece citado en el acto de no­viembre de ese mismo año en el que se dieron por finalizadas las urgentes reparaciones de los gra­ves desperfectos causados duran­te la guerra y se inauguraba una ampliación del pabellón de la en­trada principal con una nueva planta sobre las ya existentes.

Su hija María del Carmen sería la madrina, en mayo de 1938, de la nueva imagen de María Auxi­liadora, obra de don José Navas Parejos, en sustitución de la ante­rior que fue quemada durante la ocupación por la FAI de nuestro colegio.

En verdad, don José Gálvez Ginachero ha sido el gran cooperador salesiano de todos los tiempos. Por ello fue nombrado presidente perpetuo de los cooperadores. Durante los años cuarenta, ya jubilado de sus labo­res profesionales, pero siempre al pie del cañón, repartiendo cien­cia, consejo e incluso asistencia médica directa en nuestro centro cuando el caso lo requería, las au­toridades de Málaga y las del Es­tado no le escatimaron honores y condecoraciones, que él aceptaba con evangélica sencillez y con in­mensa gratitud. En 1943 se le concedió la Gran Cruz de Benefi­cencia y se inauguró un busto suyo de bronce en el patio del Hospital Civil, gemelo del que se instalaría posteriormente en los jardines de la Catedral.

Todos los años, coincidiendo con el día de San José, se le dedi­caba en el patio de nuestro colegio una modesta velada de músi­ca a cargo de nuestra afamada Banda Salesiana y poesía recitada por los alumnos. Don José era fe­liz en esos sencillos momentos y así aparece en las fotos, sonrien­do bonachonamente mientras se acariciaba su perilla entrecana.

Por todo ello ya se pueden figu­rar nuestra sorpresa y desazón cuando una buena mañana de principios de los años noventa nos fue robado el marco con su foto. Desapareció. Un misterio. Alguien entró en la sala de espera, descolgó el cuadro y se marchó. Nadie vio nada. Nunca nada más supimos del marco ni de la foto

Sí, nos robaron al bueno de don José. Pero el doctor Gálvez estará siempre en nuestro corazón. El co­razón de los que conocen la larga historia de nuestro Colegio Sale­siano. Su labor como bienhechor y protector en momentos muy difíciles nunca podremos olvidarla.

Don José fue una bendición del Cielo para la Sociedad Salesiana en Málaga. Nosotros sabemos que fue un verdadero Santo.

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