El Doctor D. José Gálvez Ginachero y la Adoración Nocturna

( Conferencia de D. Sebastián Rivas Briales.
Málaga, 12 de abril de 2018)

1No esperaba que mi conferencia fuera a pronunciarla ante el Santísimo, por eso el primer saludo es para el Señor, por Su presencia aquí ante nosotros. Pidamos al Espíritu Santo que lo que yo haya escrito sirva para beneficio de Vds., y también para mí mismo.

Me sobrecoge encontrarme ante Vds., en un lugar sagrado, donde una vez al mes hago mi adoración nocturna y durante el día está siendo adorado el Señor solemnemente expuesto en la custodia por tantos fieles. Como ya ha dicho D. Felipe Reina, en este lugar se forman adoradores e incluso hay un proyecto para Adoración Perpetua. Hoy mismo han tenido una reunión con la Hermana para ir formando grupos de adoración diurna. Hace un mes se han tenido 24 horas de puerta abierta y muchos se han comprometido a un turno de una hora para adorar al Santísimo, incluso, en las horas difíciles de la noche, y con la asistencia de dos sacerdotes, cada hora, para administrar el sacramento del perdón. Es decir, hay una espiritualidad eucarística aquí en el centro de Málaga, en el corazón de Málaga.

Un saludo especial a los nietos del Dr. Don José Gálvez Ginachero, aquí presentes, García-Morato Gálvez, Haya Gálvez y Gálvez Petersen que tienen que sentir una gran emoción cuando ven que la Causa de beatificación de su abuelo, ya siervo de Dios, va hacia adelante. También he de resaltar la labor ingente del postulador de la Causa don Francisco García Villalobos que coordina todo el proceso, y a los componentes de la Comisión, entre los que también pertenecen sus nietos. Algunos de los miembros de la Comisión han trabajado con gran tesón y profesionalidad en la investigación de los documentos que han recopilado, y, ahora se proyectan actividades para que la figura de don José vaya siendo cada vez más conocida y admirada.

2Saludo, también, a todos los presentes y mi agradecimiento por la delicadeza en oír lo que voy a comentar de D. José.

Cuando el Presidente de la Adoración Nocturna Española en Málaga me encargó que hablara ante ustedes sobre “Don José Gálvez Ginachero y la Adoración Nocturna”, me impresionó y me sigue impresionando la responsabilidad de ocuparme en exponer algo sobre la vida de aquel señor que conocí en mi juventud y que me impactaba por su porte que invitaba al respeto por algo especial y muy difícil definir: la unción de la espiritualidad que tienen las personas inundadas de Dios. Él vivía en la calle Císter, enfrente de la Catedral, por el Patio de las Cadenas o Patio de los Naranjos, como bien saben todos. Recuerdo su coche Fiat 1000 y el Topolino de su hijo, también ginecólogo, a quien cariñosamente llamábamos Pepito Gálvez y que falleció a temprana edad.

Con relativa frecuencia yo iba a esa casa por vivir allí su nieto y amigo mío Carlos Haya Gálvez y yo en la misma calle en el primer piso del edificio de la calle Cister donde se encuentra el restaurante El Jardín.

Voy a introducir una anécdota en que interviene la familia de mi mujer. Don Balbino Santo Olivera, Obispo de Málaga, al tener que salir para Tánger en 1936 le encomendó a la madre de mi mujer que protegiera a su hermana que se quedaba en Málaga, por lo que recurrió al siervo de Dios don José Gálvez para pedirle ayuda y la admitió en el sanatorio camuflándola como si fuera enfermera, poniéndole una bata blanca, con lo que don José corría gran riesgo de ser delatado, pues sabemos que en esos difíciles momentos de persecución de la Iglesia Católica en España, fueron asesinados 160 sacerdotes y seminaristas en esta diócesis, y muchos más los seglares solo por el hecho de ser católicos, entre otros el presidente de la Adoración Nocturna de aquella época.

¡Cuántos pasarán por los jardines de la Catedral, frente a su casa, y verán el busto de don José..,! Pensarán que es un personaje del pasado de nuestra ciudad, sin interesarse quién fuera y cuál hubiera sido su vida. Los que se acerquen a ese busto, leerán: “Al doctor Gálvez Ginachero, insigne malagueño que consagró su vida al servicio de España, de la ciencia y la caridad cristiana” y…, nada más. Otros, sabrán que desde el río Guadalmedina al Hospital Civil hay una avenida con su nombre. También en el mismo hospital hay otro busto suyo y…, se acabó la historia, no saben más de él.

Don José Gálvez no es un personaje que pertenece al pasado lejano, pues muchos de los presentes le habrán conocido e incluso habrán venido al mundo gracias a su intervención como ginecólogo. Don José nace el 29 de septiembre de 1866 y pasó al Padre el 29 de abril de 1952, por lo que es de nuestra época o al menos de los que somos mayores.

Podría hablar de las muchas facetas de la vida de don José como insigne ginecólogo, alcalde de nuestra ciudad, protector de la escuela del Ave María, Salesianos, Asilo de los Ángeles, director del Hospital Civil y del Noble. Pero como en otras intervenciones se han ocupado u ocuparán de sus actividades en los diferentes aspectos citados, ahora me piden que hable de su vida y su actividad en la Adoración Nocturna, que yo amplío a su vida como hombre impregnado de la Eucaristía.

Es notorio que cuando alguien tiene muchas obligaciones, siempre le cabe alguna más, y quien tiene tiempo sobrado no puede asumir ninguna otra. Los motivos son muy diferentes entre los que trabajan mucho, pues hay quien lo hace en exceso por vanidad, ambición, obsesión…, e incluso con apariencia de que se hacen cosas en beneficio de los demás, cuando es en el suyo propio. Diferente es cuando la entrega es por Dios, pues entonces, es totalmente real que el beneficio es exclusivamente para el prójimo. Así fue en el Dr. Gálvez, como bien indica la inscripción antes citada en los jardines de la Catedral: “y la caridad cristiana”.

Esto es lo que le ocurría a don José, que entregado por completo a Dios parecía que para él, el día tenía 48 ó más horas, ya que realizaba muchas actividades en beneficio de los demás, en su profesión como ginecólogo y fuera de ella. Por lo que, pese a sus muchos compromisos, también tenía tiempo para pasar la noche arrodillándose ante el Santísimo Sacramento y adorarle, pues era adorador nocturno, y no solo adorador sino también Presidente Diocesano de la Adoración Nocturna Española en Málaga, renunciando a este cargo por las muchas tareas diurnas que requerían su presencia e incompatibilizaban con sus abundantes responsabilidades, pues hay otros muchos trabajos diurnos que realiza un Presidente, como es lógico, y los que han sido Presidentes lo saben.

En el año 1915 ingresó en la Adoración Nocturna con el compromiso de hacer la adoración una vez al mes, pasando pronto a honorario por sus muchos viajes y ocupaciones profesionales, pero en 1930 volvió a ser adorador activo. Pues, quien se inscribe en la Adoración Nocturna se compromete a hacer la adoración por la noche una vez al mes y en las vigilias de Jueves Santo, Corpus Christi y Difuntos. Cuando por diversas circunstancias no puede cumplir con ese compromiso, puede abandonar la Asociación o continuar en ella como honorario, permaneciendo en contacto. Tenemos adoradores en esa situación por diversos motivos y más entre los mayores que se encuentran impedidos por enfermedad.

Decía, que don José una vez que pudo hacer sus adoraciones mensuales, volvió a ser adorador activo en 1930, y en la época difícil por el odio a la religión católica de 1931 asumió la responsabilidad de aceptar la presidencia diocesana hasta que hubo que suspenderla durante un año por las revueltas constantes, aunque paulatinamente se fue reorganizando bajo su presidencia.

En 1936 la Adoración Nocturna quedó totalmente suspendida y tras finalizada la guerra civil, volvió a restaurarse en 1941, nuevamente bajo su presidencia. En la Vigilia del Corpus del 10 al 11 de junio de 1943 renunció a esa responsabilidad, al mismo tiempo que recibió el distintivo de Veterano, que es cuando se han hecho 125 vigilias.

La Adoración Nocturna, es una asociación de fieles de la Iglesia Católica que se fundó en París en el siglo XIX y se extendió por todo el mundo y el Venerable don Luis de Trelles y Noguerol, abogado de Galicia, la introdujo en España, como presidente Nacional de la Adoración Nocturna Española. Él vino a Málaga para fundarla en 1883 celebrándose la primera vigilia de adoración en la iglesia de San Julián.

Con el nombramiento de san Manuel González García como obispo de Málaga hubo un resurgimiento de la Adoración Nocturna en nuestra Diócesis, pues nos cedió espacio en el Palacio Episcopal para que se tuviera una capilla y sede para el Consejo Diocesano, capilla y todo que desapareció con la quema del palacio episcopal, pero nuevamente nos la habilitó don Balbino Santos Olivera cuando se reedificó el palacio.

En aquellos tiempos la adoración se comenzaba al anochecer en la secretaría para tras la invocación al Espíritu Santo, comentar un tema de reflexión. Luego se pasaba a la capilla y se rezaba las Vísperas del Oficio Divino y posteriormente se turnaban los adoradores y así cubrir toda la noche y de madrugada, a las 6:00, el sacerdote, director espiritual del grupo de ese día celebraba la santa Misa, y rezo de Laudes. Los adoradores que esperaban su turno para hacer la hora de adoración pasaban a la secretaría donde había unos sillones de mimbre para descansar e incluso algunas literas para poder echarse y esperar a ser llamados. Y a las 6 de la mañana se celebraba la Santa misa y se rezaba Laudes.

En la actualidad, al no tener capilla propia, (hemos pasado a tener sede en otro lugar, en el Postigo de San Juan) se hace en las parroquias. Solemos iniciar de 21:30 a 22:00 horas y finalizar sobre la 1:00 de la madrugada, aproximadamente, de la madrugada. La celebramos como antaño, con algunas variaciones: comenzamos con la invocación al Espíritu Santo, alguna reflexión, y ahora tenemos la Misa al principio y rezamos Completas en vez de Laudes pues ya no estamos celebrando la mañana sino que le rezamos al Señor antes de irnos a dormir.

El ser adorador nocturno, es una vocación que se recibe del Señor, por lo que nuestra asistencia solo es el cumplimiento a ese llamamiento, y dado que se realiza en las horas en que los demás descansan, permite a quienes tienen muchas ocupaciones durante el día poder asistir una vez al mes a este encuentro personal y comunitario con el Señor en representación de la Iglesia orante. Es lo que dijo el Señor en Getsemanit en la noche al comienzo de su Pasión: “Velad y Orad”. Y, ahí estaba Don José, velando y orando.

El encuentro personal con el Señor le atraía a don José desde su juventud y posteriormente, al ejercer su profesión, por las mañanas es lo primero que hacía al llegar, ir al Sagrario de la capilla del Hospital Civil o en sus visitas a la iglesia de los Salesianos. Ese encuentro personal con el Señor, en silencio, en la actitud de escucha le iba transformando y sensibilizando el corazón.

Hemos clausurado hace poco el “Año de la Misericordia” y el pasado día 1 de este mes, el “Domingo de la Misericordia” aunque la misericordia nunca finaliza. Es providente que en el día de hoy hablemos de don José, quien fue forjando su corazón a los pies de Jesús presente en el Santísimo Sacramento y adorándole, dándole gracias, reparando y pidiendo por todos sus enfermos y sus actividades en bien de todos. De estas adoraciones mensuales por la noche, en los ratos diarios por las mañanas ante el Señor, además de la recepción frecuente de la Comunión hizo que se fuera eucaristizando y entregarse más y más a los demás. En unos momentos como María escuchando a los pies del Señor, y en otros como Marta poniendo en práctica las enseñanzas recibidas de Corazón a corazón para verterlas en el prójimo, y en su profesión, atendiendo a las mujeres más necesitadas con la misma dedicación que a las pudientes.

En su cuaderno privado de notas se encuentran pensamientos de gran profundidad espiritual y unión íntima con el Señor y su acción en continuo servicio, lleno de la virtud de la esperanza, como algunas de las que cito:

No te preocupes por el qué dirán, piensa en lo que juzgará Dios.

-Vanos y estériles son los trabajos que no tienen por guía y norte al Señor.

-Quiere el Señor concedernos sus gracias, pero sólo las da a aquel que las pide.

-El que ruega se salva; el que no ruega se condena.

-Pide por tus difuntos, por tus maestros, por los compañeros, por los tuyos, por los enemigos.

Sobre la virtud de la caridad, anota:

Ayuda al prójimo con caridad.

-No puedes ir al cielo por el camino de las comodidades y del egoísmo. Has de hacerlo todo por el camino de la caridad y mortificación.

-No te contentes con buenos propósitos. Realízalos.

-Agradece al Señor sus beneficios y favores. Procura no olvidarlos. Prepara otros ejecutando la caridad con el prójimo.

-Haz el bien que puedas, aun aquel al que no estás obligado.

 

Sobre la fortaleza:

 -El padre de familia ha de dar ejemplo y servir de modelo en todo lo que sea servicio de Dios.

No dejes nada bueno que hayas empezado. Pide al Señor constancia.

No cedas lo más mínimo a los malos impulsos.

-No dejes de hacer lo que debes por respetos humanos. Procura la gloria de Dios.

-Acepta con humildad lo que Dios te mande en todo orden de cosas, que si tu disposición es buena en todo resultará su mayor gloria y tu mayor bien.

 

Sobre la humildad:

 -Se humilde y pide humildemente al Señor que te salve.

-Limpia tus acciones de toda mezcla mala.

-Vive tan limpio de tus pensamientos, palabras y obras, cada día, cual si fuera el último de tu vida.

-Pasa el día como si fuera el último de tu vida, para que el Señor esté a tu lado.

-Reconoce tu miseria. Reconoce la infinita bondad de Dios. Ten esperanza firme. Confía en su amor.

-Huye de las honras, confía en el Señor, sobre todo en las cosas superiores a tus fuerzas.

 

Sobre la Prudencia y justicia:

 -No seas como el siervo a quien el Señor perdonó una gran deuda y luego él no quería perdonar otra pequeña a su compañero.

-No sean baldías en ti las gracias y favores del Señor. Procura al contrario, que de hoy en adelante no se pierda ninguna. Hoy procura no juzgar ni criticar a nadie.

-Pide al Espíritu Santo luz para discernir en todas las cosas lo verdadero de lo falso y lo imaginario de lo real. Y fuerza de voluntad para seguir el camino recto.

-Serás juzgado con arreglo al conocimiento que tienes de las cosas.

-Piensa en los favores generales y especiales que te ha hecho Dios y procura agradecer y cumplir los deberes correlativos.

-No hallarás a Jesús si no lo buscas con pureza de intenciones. No juzgar ni criticar destempladamente.

-No juzgues a los demás: júzgate a ti mismo.

 

Y para no ser excesivamente largo, entre las muchas anotaciones que tiene, finalizaré con lo que tenía anotado sobre la Virgen María:

 -Desconfía de ti. Guárdate y confía en Nuestra Señora.

-Propósito: eleva el corazón cada hora y saluda a la Santísima Virgen con un Ave María pidiéndole te libre de pecar.

-Está en tu mano la dicha de la paz interior.

 

Y así podríamos ir señalando sus muchos pensamientos anotados, y sus propósitos de practicar todas las virtudes de los que solo he puesto algunas.

Se pueden hacer muchas cosas, y son muchos los empresarios, autónomos, profesionales de carreras universitarias u oficios, etc., pero hay que considerar las cosas por qué se hacen. Los resultados pueden ser similares, pero el valor del trabajo bien hecho por amor a Dios es diferente del realizado pensando solo en la productividad en donde el prójimo es un número y es tratado como tal. Por esa actitud sobrenatural de don José, fue muy grande su prestigio ante sus enfermeras, auxiliares, empleados, enfermas y los familiares de estas que hizo fuera defendido y salvada su vida, en aquellos días de revuelta, por algunos ante sus compañeros de fechorías y odio a la religión. Gozaba de gran reputación entre las autoridades civiles y religiosas, pues la continuidad del bien en todos los ambientes hace que una vida sencilla en el trabajo se convierta en heroísmo, teniendo su fundamento en la gracia de Dios que hace se realicen con sencillez lo que pertenece al nivel sobrenatural que potencia los dones naturales, de forma que solo se descubre posteriormente para que sea una acción de Dios y no se valore como mérito personal y conduzca a la vanidad.

Bien sabemos que cuando comemos metabolizamos los alimentos y los transformamos en nosotros si están en condiciones, pues si no lo están, perjudican nuestra salud; pero cuando comulgamos recibimos al Señor, y el proceso es diferente, pues Él es mayor que nosotros, Él no nos asimila y fortalece, sino que nos va transmutando en Él si vamos con la debida preparación, pues en caso contrario, dado que la Eucaristía es la actualización de la Pasión de manera incruenta y su resurrección, al recibirlo estando en pecado mortal, actualizamos aquella crucifixión, y como nos dice san Pablo: “pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo” (1Cor 11,29). Por esto, don José que recibía la Comunión con gran devoción y no por rutina, asimilaba la riqueza del Corazón del Señor reflejando sus sentimientos de darse a todos y detectar las necesidades que a otros se nos pasan desapercibidas. Su vida fue el sarmiento que está unido a la Vid.

or todo esto, la figura de don José Gálvez cada vez va teniendo mayor realce, y es un ejemplo para nuestro tiempo de indiferentismo en el que se pretende lograr el bien a fuerza del rechazo de todo bien y se ataca la virtud como si fuera algo retrógrado, de siglos pasados o de políticas diferentes que no deben practicarse en este siglo XXI, como si ahora no estuviéramos dañados por el maligno como en todos los siglos anteriores y desde que Adán y Eva quisieron ser como Dios. Don José es un ejemplo para los médicos, los alcaldes, los directores de centros de enseñanza o de asistencia, los adoradores y si hubiera muchos seglares haciendo las cosas con el espíritu forjado por el amor a Dios, el mundo y la sociedad sería muy diferente y el bien reinaría en la humanidad.

Providencial es que el 19 de marzo de este año, solemnidad de san José, el papa Francisco haya promulgado la Exhortación Apostólica “Gaudete et exsultate” en donde trata de la santidad y tomando cita del Vaticano II, nos dice: «Todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre» (Lumen gentium 11).

La Asociación Probeatificación de Don José Gálvez Ginachero, como ya se ha mencionado, ha recopilado abundante documentación y notas personales que reflejan todas las virtudes de su vida. Es de gran satisfacción para todos, y en especial para sus nietos, que el 16 de junio, pasado, el Excmº Sr. Obispo de Málaga  Mons. Jesús Catalá Ibáñez presidiera la “Clausura de la fase diocesana de la Causa de Beatificación” del siervo de Dios José Gálvez Ginachero en el Santuario de Santa María de la Victoria, por lo que toda la documentación, ya firmada y lacrada,  está Roma. Y el 20 de febrero último, ha tenido lugar en Roma, en la sede de la Congregación para las Causas de los Santos, la apertura canónica de las actas de la Causa del siervo de Dios.

Su vida sencilla de trabajo sin descanso, esperamos sea considerada como vida heroica y, si es la voluntad de Dios, conceda la realización de algún milagro por su mediación para que podamos verlo elevado entre el número de los beatos y santos en beneficio nuestro, pues para él es totalmente accidental ya que su gozo es vivir eternamente en la presencia de Dios. Estado pletórico que a nosotros nos es imposible comprender lo que sea esa felicidad que nos trasciende.

Tenemos, también, la satisfacción de estar en revisión una persona cuyo testimonio y documentación médica fue recogida durante la instrucción. Asimismo hay información sobre otro posible caso, que si se confirmaran serían motivos para que se acelerara su beatificación.

Bendito sea Dios que nos presenta ejemplos de vida santa de seglares, y a los adoradores, para que nosotros hagamos otro tanto. Demos gracias a Dios y nos bendiga a todos y sigamos las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia; y queramos, si no ser santos, queramos querer ser santos. Muchas gracias.

( Conferencia de D. Sebastián Rivas Briales.
Málaga, 12 de abril de 2018)

El espíritu vicenciano de D. José Gálvez

(Sacado de la web de la Diocesis de malaga; Publicado: 27/09/2017)

vicencianoEste año, toda la Familia Vicenciana está celebrando el 400 Aniversario de su Carisma. Desde 1617, momento en el que san Vicente de Paúl escribe la primera página de esta forma de vivir la fe, hasta hoy, son muchos los hombres y mujeres que han participado de esta historia viva, de esta entrega a Dios en el servicio a los más vulnerables, poniendo toda su pasión y compromiso en la Misión de «ver a Cristo en el Pobre y, en el Pobre, a Cristo».

 

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El Dr. Gálvez y la máquina prodigiosa

Me encontraba hace unos días en el despacho del Director Titular del Colegio Salesiano. El director es nuevo en la plaza. Se llama Antonio Gil. Es de Teruel y ha llegado a Málaga destinado desde El Campello (Alicante), donde también estaba ejerciendo el servicio de director. Es un hombre afable y cordial que es músico, escritor y poeta. Estábamos hablando de poesía pues le había llevado, debidamente dedicado, mi último libro publicado, “Otoño en La Concepción”, que es un paseo otoñal poético y fotográfico por nuestro bello jardín malagueño, que él aún no conoce.

Hablando, como les digo, con D. Antonio, mi mirada se posó en un bonito cuadro del Dr. Gálvez Ginachero que allí se encuentra colgado. Ya les conté hace tiempo, mis queridos lectores, cómo nos robaron en los años noventa el hermoso marco de madera tallada que se encontraba en nuestra coqueta sala de espera y que enmarcaba una soberbia fotografía en blanco y negro de un señor con gafitas redondas, noble faz y bondadoso aspecto. Ese señor era nuestro bienhechor, el eminente doctor D. José Gálvez Ginachero.

De la foto y del marco nunca más se supo, pero a raíz de ser publicado mi artículo en SUR se puso en contacto con nosotros un amable señor, D. Francisco García Gómez, quien nos dijo que había comprado por esas fechas, en el rastro de Martiricos, un retrato del Dr. Gálvez y que a lo mejor era el nuestro. Pero no, lo que nos robaron era una foto y lo que él poseía era un óleo. Habló con el entonces director, D. Felipe Acosta, gran persona, buen director y mejor amigo, hoy destinado en la bella isla de Tenerife, y D. Francisco terminó regalando el cuadro al Colegio Salesiano malagueño. Ya se pueden imaginar nuestra alegría pues volvíamos a tener una imagen de D. José nuevamente con nosotros. Hoy se encuentra, como les digo más arriba, debidamente colgado en el despacho de nuestro director.

Le estaba explicando todo esto a D. Antonio, cuando me vino a la mente una bella historia de generosidad que me contó hace mucho tiempo el historiador salesiano D. José Sánchez Cotán, quien la relata en su obra “Cien años de presencia salesiana en Málaga. 1894-1994” y de la que fue protagonista D. José Gálvez y que un servidor les va a contar ahora en este artículo.

Pero situemos debidamente al Dr. Gálvez en su relación con los salesianos. Hay que decir que D. José fue un gran Cooperador Salesiano, que es una de las tres formas que D. Bosco ideó de ser salesiano. Hoy se denominan Salesianos Cooperadores y hacen sus votos temporales de adhesión a la Sociedad Salesiana, en la que ayudan y colaboran en su gran abanico de actividades sociales y pastorales sin por ello dejar de tener sus familias y sus actividades profesionales.

Dña.Carmen Ginachero, la madre de D. José, fue también Cooperadora Salesiana y seguramente inició a su hijo en la profunda devoción a Mª Auxiliadora y en las virtudes de nuestro Sistema Preventivo, verdadera joya educativa que los salesianos han difundido y utilizado con éxito evidente a lo largo y ancho de nuestro planeta. El Dr. Gálvez, como les digo, fue un gran bienhechor de nuestro colegio, sin cuya ayuda, en momentos muy difíciles, todo hubiera sido mucho más complicado para los hijos de D. Bosco en su labor de ayuda y acompañamiento a los jóvenes más desfavorecidos de nuestra sociedad.

D. José Gálvez fue un verdadero santo. ¿Quién lo puede dudar hoy en Málaga, a estas alturas de la difusión de su obra y su permanencia en el sentir popular malagueño? Su ayuda económica y como médico, a los salesianos, pobres de solemnidad, fue siempre discreta pero eficiente y oportuna.

En 1917 era director de nuestro colegio D. Gregorio Ferro Saborido, que lo fue de 1917 a 1920. Este sacerdote salesiano, nacido en la provincia de Orense y formado en nuestro colegio de Sarriá (Barcelona), fue hombre de gran valía, de carácter bonachón, pero un maestro y un pedagogo excepcional según cuentan las crónicas. Pues bien, D. Gregorio le habló al Dr. Gálvez del mal estado de la imprenta del colegio, una máquina ya vieja y que funcionaba a trancas y barrancas con frecuentes arreglos artesanos e ingeniosos, pero que se veía claramente que iban a durar poco. D. José oyó en silencio y pidió visitar el taller de tipografía para ver con sus propios ojos el estado de la imprenta.

Hay que aclarar que una buena parte de los pocos ingresos de los colegios salesianos provenían de sus talleres tipográficos que solían tener muy buena fama. Ayuntamientos, diputaciones y empresas particulares solían confiar sus impresos a las muy prestigiosas tipografías salesianas. Si nuestra máquina dejaba de funcionar el quebranto sería grave para la economía de nuestra casa.

D. José se marchó, siempre discreto, y a los pocos meses llegó a Málaga por ferrocarril, procedente de Barcelona, una flamante máquina Minerva de último modelo, para nuestro taller de tipografía. D. José Gálvez, calladamente y con gran dedicación, había hecho todas las gestiones necesarias y había pagado de su siempre generoso bolsillo esta magnífica imprenta que fue bautizada con el nombre de “Venerable Juan Bosco”.

El día 3 de enero de 1918 fue escogido para la bendición de la máquina por parte del Sr. Obispo Auxiliar de la diócesis, D. Manuel González y García, en presencia de los gobernadores civil y militar, el delegado regio de enseñanza D. Narciso Díaz de Escobar y la numerosa familia salesiana malagueña acompañados de todos los jóvenes acogidos en nuestra casa. El Dr. Gálvez y su esposa fueron los padrinos de la nueva imprenta. Una auténtica máquina prodigiosa que convirtió a nuestro taller de tipografía en uno de los mejor dotados de la Málaga de su tiempo.

Durante toda su vida no cesaron nunca los actos de ayuda de todo tipo al Colegio Salesiano por parte de este hombre bueno que fue el Dr. Gálvez, verdadero modelo para las personas de bien y verdadero tesoro moral para la Iglesia. El día, esperemos no muy lejano, en que suba a los altares será para nosotros una gran alegría, pero no una sorpresa. Porque D. José Gálvez está siempre en nuestro recuerdo como un verdadero hombre santo de auténtico corazón salesiano.

José D. Farré Portales.
Profesor del Colegio Salesiano de Málaga.

Entrevista a D. José María de las Peñas Alabarce

El pasado jueves 27 de noviembre en el programa «Estás en tu casa» de Onda Azul Televisión, en la que nuestra querida Carmen Abenza entrevistó a D. José María de las Peñas Alabarce, Comisario de la Exposición sobre la Vida y Obra del Dr. Gálvez Ginachero que se celebrará del 20 de febrero al 6 de marzo de 2015 en la Casa Hermandad de la Cofradía del Sepulcro. Una vez se accede a la página del enlace, se puede ir directamente a la entrevista pulsando el bloque 3 de la playlist que hay abajo a la derecha de la pantalla de video.

Pincha aquí para acceder a la entrevista o en el enlace inferior:

http://www.ondaazulmalaga.es/television/video/estas-en-tu-casa/35219

Segunda parte del programa sobre Vida y Obra del Doctor Gálvez en la Cadena Cope.

El jueves 22 de mayo a partir de las 12,00 h., tras el informativo de mediodía, la Cadena COPE emitió un programa especial sobre la Vida y Obra del Dr. Gálvez Ginachero. Intervendrán D. Francisco García Mota (Canónigo de la Santa Iglesia Catedral), la Hermana Cecilia Collado (Hija de la Caridad), el Dr. Manuel García del Río (Secretario General del Colegio de Médicos) y D. José Antonio Villatoro (Director General de las Escuelas del Ave María). Pueden escucharlo en las sintonías de Onda Media 882 o Frecuencia Modulada 105.5.

1ª Parte:

2ª Parte:

Programa sobre Vida y Obra del Doctor Gálvez en la Cadena Cope.

El jueves 15 de mayo a partir de las 12,00 h., tras el informativo de mediodía, la Cadena COPE emitió un programa especial sobre la Vida y Obra del Dr. Gálvez Ginachero. Intervendrán D. Francisco García Mota (Canónigo de la Santa Iglesia Catedral), la Hermana Cecilia Collado (Hija de la Caridad), el Dr. Manuel García del Río (Secretario General del Colegio de Médicos) y D. José Antonio Villatoro (Director General de las Escuelas del Ave María). Pueden escucharlo en las sintonias de Onda Media 882 o Frecuencia Modulada 105.5.

 

Documental D. José Gálvez Ginachero en Onda Azúl.

Reportaje de la Exposición de Don José Gálvez.

En este documental se presentan los hechos más significativos en la vida de D. José Gálvez Ginachero, actualmente en proceso de beatificación en la Diócesis de Málaga. El Dr. Gálvez destacó por actuar de modo constante y esforzado conforme le exigía su conciencia cristiana, tanto en las situaciones cotidianas como en aquellas otras más extraordinarias a las que tuvo que enfrentarse en los difíciles tiempos que le tocó vivir. Fue un hombre, por tanto, coherente con su fe. Y ese actuar consecuente puede servirnos de ejemplo a los hombres y mujeres del siglo XXI.

Presentación de la Semblanza de D. José Gálvez Ginachero – Ámbito Cultural «El Corte Inglés» – 26/07/2013

Como todos saben, el Dr. José Gálvez Ginachero está actualmente en proceso de beatificación. El proceso diocesano fue abierto por nuestro anterior Obispo, D. Antonio Dorado Soto, gracias a los buenos oficios de D. Francisco García Mota. Y con nuestro actual Obispo D. Jesús Catalá Ibáñez, marcha a muy buen ritmo. Especialmente el Colegio de Médicos y en particular su Presidente D. Juan José Sánchez Luque están prestando una gran colaboración, gracias también a los buenos oficios de nuestro Vocal Dr. Ángel Rodríguez Cabezas y del Dr. Miguel Gálvez Pettersen. Se están ultimando ya las testificales, y el trabajo fuerte de este año le corresponde a la Comisión Histórica, que está investigando en los archivos de Málaga y Madrid la vida y obra de D. José Gálvez.

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Dr. José Gálvez Ginachero: Una vida entre la medicina y la santidad.

El Dr. Ángel Rodríguez Cabezas, vocal de la Asociación Pro-Beatificación, citó en su artículo Dr. José Gálvez Ginachero: Una vida entre la medicina y la santidad el encuentro del Dr. Julio Cruz y Hermida con el Dr. Gálvez Ginachero. Por su interés, reproducimos la editorial que sobre este mismo particular firmó el Dr. Cruz y Hermida en el Boletín informativo de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (nº 15 – 2º semestre de 2002).

Pienso que un Editorial, no solo debe recoger contenido de actualidad; puede y debe retrotraerse al pasado para honrar con el recuerdo, memorias de instituciones, personas y todo tipo de avatares.

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VALORES Y VIRTUDES DEL DR. JOSÉ GÁLVEZ GINACHERO

Quiero agradecer a la Escuela de Valores haberme invitado a esta charla, en la que primero haré una aproximación a los valores y las virtudes en general, y después trataré en particular los principales valores y virtudes que  se daban en el Dr. Gálvez Ginachero tal como se está acreditando en el proceso canónico de beatificación del que el Sr. Obispo me otorgó el honor de nombrarme Postulador.

Esta invitación me permite cumplir uno de los objetivos principales de la Asociación Pro-Beatificación, parte actora en el proceso canónico, cual es difundir por todos los medios posibles las virtudes humanas de D. José Gálvez Ginachero para fomentar en la sociedad un mejor conocimiento de su vida, de su obra y actitudes de mayor compromiso.

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Porfirio Smerdou y el Doctor Gálvez

Porfirio Smerdou (1905-2002) era Cónsul honorario de México en Málaga en tiempos de la II República. Cuando estalló la guerra civil, Smerdou acogió en el consulado de México, Villa Maya (y en el de Argentina, tras la huída de su cónsul), a grupos de personas que temían por su vida, facilitándoles luego la huida a Gibraltar.

 

Tras la entrada de los «nacionales» en Málaga, el 8 de febrero de 1937, seis miembros de Izquierda Republicana, amigos de Smerdou, se refugiaron a su vez en el consulado argentino. Esta vez fue el Dr. Gálvez quien les libró de las represalias, posiblemente de la muerte. Así lo relata Diego Carcedo en su novela sobre Smerdou «El Schindler de la guerra civil«:

 

«Gálvez era un hombre liberal y campechano que un tiempo atrás había recurrido a Smerdou para que intercediese ante el gobernador por su hija, detenida en la prisión de mujeres por ser la esposa del piloto militar Carlos Haya, quien había sido sorprendido por la rebelión militar en la zona nacionalista. La mujer había sido puesta en libertad y el entonces cónsul de México se ofreció para llevarla a su casa donde ya vería forma de hacerle un hueco. Pero el doctor Gálvez no lo consideró necesario. Smerdou observó unos instantes la placa de la clínica, recordó la última conversación que había mantenido con su propietario, y en uno de esos impulsos instintivos que le habían sacado de los atolladeros, se decidió a entrar.

 

-¿Qué tal, Smerdou? -le saludó con gran efusividad el médico-. Parece que por fin las cosas van a normalizarse, ¿verdad?…

 

Conversaron de pie, el doctor Gálvez vestido con la bata blanca de la consulta, a la puerta del paritorio.

 

-Mucho hay que agradecerle, Smerdou -dijo el doctor-. Espero que se lo reconozcan y le ayuden enseguida a reorganizar su vida. ¿Se arregla lo de su cargo?

 

Gálvez inspiraba fiabilidad y transmitía confianza. Smerdou hablaba con él sin poder apartar de su mente a los republicanos que tenía escondidos en el consulado de Argentina. Sería terrible que los localizasen, cosa por otra parte bastante fácil, y que fueran fusilados. Titubeó un momento, y en pocas palabras hizo al médico cómplice de sus tribulaciones. Gálvez escuchó sin pestañear el relato, se quedó un instante pensativo y rápidamente respondió:

 

-Vamos a intentar arreglarlo. Tengo aquí mucho sitio y puedo habilitarles una sala para que se oculten unos días. Voy a mandar una ambulancia con camilleros de confianza para que los recojan. Haga que se vistan de pijamas de clínica y mándemelos como parturientas.»

 

Y así fue. Gálvez les ocultó en su clínica, a pesar del grave riesgo que aquéllo le supuso, durante once días hasta que los republicanos pudieron ponerse a salvo. En su Cuaderno de Notas, había escrito:

 

«Practica la caridad con todos. Aprovecha las ocasiones de tu profesión para ejercitar los buenos propósitos. ¿Qué puede temer aquel a quien Dios ama?»

Dr. José Gálvez Ginachero y su actividad

Dr. José Gálvez Ginachero y su actividad. Sebastián Rivas Briales.

Resulta difícil comprender cómo para algunos las 24 horas del día tienen una producción de un par de ellas o menos y para otros de 48 horas o más.

Hace muchos años me dijeron que si quieres pedir ayuda a alguien, acude a quien desarrolle mucho trabajo, al que esté muy ocupado, pues el que tiene tiempo libre no te lo podrá hacer. Parece una contradicción; pero es una realidad que la experiencia me lo ha confirmado, pues quien tiene tiempo libre es porque no hace nada de nada y una carencia o disposición de hacer algo por otro.

Quienes no analicen las razones en profundidad, podrán pensar que la actividad o el darse a los demás es algo del carácter o deseos del figurar; pero no se sostiene si no hay el objetivo del beneficio personal. Pero cuando ese beneficio no existe, sino que se aporta el trabajo, el descaso, el patrimonio…, carece de sentido, por lo que tiene que haber otra raíz que sea la fuerza motriz para pensar en el beneficio de los demás sin lucro personal y con una continuidad que pase de la acción esporádica y caprichosa a una obligación comprometida en el tiempo y en la envergadura de lo que se acomete.

Cuando se va a construir una chabola, requiere poco tiempo, dinero, esfuerzo y preparativos; pero cuando se tiene el proyecto de construir un edificio de muchas plantas, hace falta meses para su terminación, dedicación prolongada y cimientos que pueda sostener la obra que se va a realizar.

Uno tenía un terreno que vendió a una constructora para hacer una urbanización de lujo y algunos hoteles. El antiguo propietario miraba todo aquello en pleno esplendor y comentaba: “¡Y pensar que todo esto podía ser mío!”.  Pero ¡cómo si no se ha movido, no ha invertido, no lo ha trabajado…!

Hay un gran problema de nuestra sociedad. Nos gusta rodearnos de personas que sean fieles, de confianza, sinceras, insobornables para traicionar, trabajadoras…, toda clase de bondades; pero cuando se dice que tales personas tienen muchas virtudes, ya se quiere cortar el comentario, pues se pretende obtener buenos frutos sin tener buenas raíces, se intenta encontrar personas cabales sin que tenga buenos fundamentos, se procura que las bondades sean naturales sin influencia de una fuerza superior que incentive y ayude con su gracia, pues hay empeño en desterrar a Dios de la sociedad y que todo sean valores humanos, rechazando o negando el estigma que tenemos del pecado original y la fuerte atracción hacia el mal. Sin Dios no se puede permanecer por mucho tiempo en la completa fidelidad a los demás pues hay que  estar apoyados en quien es totalmente fiel y Amor por todos, invitándonos a que con Él nos demos a los demás.

Y, nos encontramos con la figura del Dr. José Gálvez Ginachero, que decide ser ginecólogo para poder cooperar en que sean menos las muchas mujeres que fallecen en el momento del parto; que atiende a las indigentes con la misma atención, cariño y dedicación que a las parturientas que abonaban sus servicios sin que los horarios fueran una dificultad para encontrarle a altas horas de la noche a los pies de una cama o en quirófano; que ante el gran analfabetismo de los niños regala los terrenos y ayuda económicamente para crear escuelas; que se ocupa de los ancianos colaborando en el sostenimiento de un asilo; que las autoridades de Málaga acuden él para que sea el alcalde de la ciudad, haciendo importantes reformas y progresos en la ciudad,  compaginándolo todo.

Pero ¿de dónde sale toda esta actividad? Tras todo el trabajo y atender a su familia, jamás deja de hacer una hora de oración ante el Santísimo e incluso hacer la adoración por las noches, pues pertenece a la Adoración Nocturna y en dos ocasiones es Presidente Diocesano de esta asociación en Málaga. Es que el Dr. Gálvez cimentó toda su vida en Dios y sobre Él construyó con solidez todas sus actividades. Esto hizo que con esos cimientos divinos todo lo hiciera pensando en la voluntad de Dios y tuviera grandes resultados, aunque se quiera considerar que es el efecto de la fuerza de voluntad, de querer figurar o de cualquier otro motivo, menos de la acción de Dios. Es lo natural, ya que el mundo construye grandes edificios que parecen sólidos, pero su interior está invadido de termitas.

 

Sebastián Rivas Briales

El día que nos robaron al Dr. Gálvez

El día que nos robaron al doctor Gálvez – José Diego Farré Portales, profesor del Colegio Salesiano de Málaga – Diario Sur, martes 10 de septiembre de 2013

En mi colegio, el mala­gueño Colegio Salesiano San Bartolomé, había una sala de espera. Sí, ya saben, esa sala en la que se mete a las visitas mientras esperan que el secretario, el administrador o el director las atienda en su despa­cho. Suele ser una salita un poco rimbombante y algo pretenciosa. En la nuestra, hablo de los años ochenta, había un velador con su mármol blanco veteado, unas cor­nucopias, una foto de don Eduar­do Domínguez Ávila, canónigo fundador del primitivo asilo de niños del que se harían cargo los salesianos a finales del siglo XIX, y un hermosísimo gran marco de madera tallada en la que había una foto de estudio de un señor con gafitas redondas, de noble faz y bondadoso aspecto.

Este señor de negro era don José Gálvez Ginachero (Málaga, 1866-1952), médico eminente de fama internacional. ¿Y qué hacía la foto de un médico colgada en un lugar bien visible y el mejor amueblado del Colegio Salesia­no? Pues bien, esa es la historia que les voy a contar hoy. Y ade­más tiene su misterio y todo. No se vayan. Pasen y lean.

Cuando en 1996 el eminente, y ya desaparecido, historiador y sacerdote salesiano don José Díaz Cotán publicó el libro “Cien años de presencia salesiana en Málaga. 1894-1994” las fotos y referencias en las que aparecía don José Gál­vez eran numerosas.

Tuve la suerte de ser designado por la dirección del colegio como ayudante y acompañante de don José Díaz Cotán en su rastreo de noticias salesianas en la hemero­teca municipal v en otros archivos como el de don Narciso Díaz de Escobar. Como desgraciadamente durante la Guerra Civil nuestro colegio fue asaltado, la capilla de María Auxiliadora pro­fanada, el archivo y biblioteca quemados y nueve salesianos asesinados, gran parte de la histo­ria del colegio tuvo que ser ras­treada fuera de nuestro centro. Durante los primeros años no­venta del pasado siglo acompañé repetidas veces al historiador a las bibliotecas y archivos de Má­laga revisando periódicos y revis­tas en busca de noticias y men­ciones de los salesianos, la fami­lia salesiana o el colegio.

En estas noticias y reseñas apa­recía muy  a menudo el nombre y la imagen de don José Gálvez Gi­nachero y su familia. Porque don José fue un gran cooperador sale­siano, un bienhechor sin cuya ayuda, en momentos muy difíci­les, todo hubiera sido más com­plicado para los hijos de don Bosco y los chavales acogidos a su amparo.

Nombrado médico de obstetri­cia del Hospital Civil en 1913, del que sería director desde 1923 has­ta su muerte en 1952, don José Gálvez revolucionó la práctica de la obstetricia en España, llegando su fama incluso fuera de nuestras fronteras.

Su condición de ferviente católico le llevó a estar siempre dedi­cado a obras de caridad e incluso a fundar en Málaga las Escuelas del Ave María, cuyos terrenos donó personalmente para su construc­ción. Fue un auténtico caballero cristiano y cooperador salesiano que vivió una vida plenamente evangélica de dedicación a los más necesitados y desvalidos. Su madre, doña Carmen Ginachero, fue también cooperadora salesia­na, vocal de las Damas Protecto­ras y miembro de la Archicofradía de María Auxiliadora.

Don José Gálvez Ginachero es­tuvo siempre presente desde 1913 en todos los actos y aconteci­mientos importantes de nuestra casa. Aparece en las fotos en las que las autoridades y bienhecho­res malagueños recibieron a don Pablo Albera, segundo sucesor de don Bosco, en su visita a Málaga en 1913 y también estuvo en la vi­sita a nuestra ciudad de don Felipe Rinaldi, tercer sucesor, en 1919.

Su ayuda económica fue siem­pre discreta pero eficiente y oportuna. Así, por poner un ejemplo, en 1916 regaló al colegio cincuenta camas nuevas para el internado. Fue padrino, junto con su señora, en 1918, de la nueva máquina, último modelo tecnológico, que con su apoyo se pudo adquirir para nuestro taller de tipografía. Durante los años veinte y treinta no cesaron sus actos de ayuda, consejo y aporta­ciones económicas. Durante esos años aparece muy frecuentemen­te en fotos de veladas y actos de fin de curso en el patio del cole­gio salesiano.

Estuvo presente en el acto de reapertura de nuestro colegio en la primavera de 1938 y también aparece citado en el acto de no­viembre de ese mismo año en el que se dieron por finalizadas las urgentes reparaciones de los gra­ves desperfectos causados duran­te la guerra y se inauguraba una ampliación del pabellón de la en­trada principal con una nueva planta sobre las ya existentes.

Su hija María del Carmen sería la madrina, en mayo de 1938, de la nueva imagen de María Auxi­liadora, obra de don José Navas Parejos, en sustitución de la ante­rior que fue quemada durante la ocupación por la FAI de nuestro colegio.

En verdad, don José Gálvez Ginachero ha sido el gran cooperador salesiano de todos los tiempos. Por ello fue nombrado presidente perpetuo de los cooperadores. Durante los años cuarenta, ya jubilado de sus labo­res profesionales, pero siempre al pie del cañón, repartiendo cien­cia, consejo e incluso asistencia médica directa en nuestro centro cuando el caso lo requería, las au­toridades de Málaga y las del Es­tado no le escatimaron honores y condecoraciones, que él aceptaba con evangélica sencillez y con in­mensa gratitud. En 1943 se le concedió la Gran Cruz de Benefi­cencia y se inauguró un busto suyo de bronce en el patio del Hospital Civil, gemelo del que se instalaría posteriormente en los jardines de la Catedral.

Todos los años, coincidiendo con el día de San José, se le dedi­caba en el patio de nuestro colegio una modesta velada de músi­ca a cargo de nuestra afamada Banda Salesiana y poesía recitada por los alumnos. Don José era fe­liz en esos sencillos momentos y así aparece en las fotos, sonrien­do bonachonamente mientras se acariciaba su perilla entrecana.

Por todo ello ya se pueden figu­rar nuestra sorpresa y desazón cuando una buena mañana de principios de los años noventa nos fue robado el marco con su foto. Desapareció. Un misterio. Alguien entró en la sala de espera, descolgó el cuadro y se marchó. Nadie vio nada. Nunca nada más supimos del marco ni de la foto

Sí, nos robaron al bueno de don José. Pero el doctor Gálvez estará siempre en nuestro corazón. El co­razón de los que conocen la larga historia de nuestro Colegio Sale­siano. Su labor como bienhechor y protector en momentos muy difíciles nunca podremos olvidarla.

Don José fue una bendición del Cielo para la Sociedad Salesiana en Málaga. Nosotros sabemos que fue un verdadero Santo.

Gálvez, doctor de la vida

El Rvdo. P. Miguel Aragón Ramírez, S.D.B., tan querido en Málaga, que ha sido en estos últimos años Rector del Santuario Inspectorial de María Auxiliadora y miembro del Consejo Presbiteral de nuestra Diócesis, marcha a la comunidad salesiana de Córdoba. Acaba de publicar “María Auxiliadora, arraigada devoción malagueña”, que se une a sus otras obras “Claves de espiritualidad salesiana”, “Domingo Savio, un mensaje para todos” y “Beato Miguel Rúa, el salesiano número uno”. Antes de incorporarse a su nuevo destino nos obsequia con el presente artículo sobre D. José Gálvez.

EL DOCTOR GÁLVEZ, DOCTOR DE LA VIDA
Yo nací en sus brazos

El sábado 28 de abril de 2012 tuvo lugar una emotiva y entrañable celebración en el Santuario de María Auxiliadora abarrotado de gente y un acto de evocación en el salón teatro del Colegio Salesiano, organizado también por la diócesis. Se conmemoraban entonces los sesenta años de la muerte de Don José Gálvez Ginachero, cuyo proceso de beatificación estaba ya iniciado. Yo no sabía casi nada del Dr. Gálvez, y comencé a interesarme por él. Mi primera documentación no fueron los escritos sino personas vivas que tuvieron la dicha de conocerlo. Comprendí que, además de malagueño excepcional, era un excelente esposo y padre de familia, un excelente profesional -ginecólogo- y un católico que se desvivía haciendo el bien.

Anunciada días antes la celebración aludida en el Santuario y Salón Teatro, se desencadenaron los testimonios: «Vendré, era un santo» (Paquita); ”yo nací en sus brazos y mi hermana y hermano”, decía María Montosa; “salvó a mi abuela dada por muerta después de un difícil parto del que sobrevivió un mellizo. Pasó don José por la sala de los finados y notó el color rosado de la cara del presunto cadáver, mi abuela. Se acerca y rápidamente le prodigan todas las atenciones”. Salvó, cuenta Josefa González, la vida de mi abuela, que tuvo tres hijos después.

Podemos decir en verdad que el Doctor Gálvez fue un verdadero “doctor de la vida”. Modernizó las instalaciones de maternidad, creó una Escuela de Matronas y traspasó las fronteras malagueñas en su acción eficaz por la vida que brota.

Por otro lado, instituciones y personas pobres saben bien de su caridad. También los alumnos del Colegio salesiano de san Bartolomé conocieron la caridad del Dr. Gálvez. Fue salesiano cooperador y no faltó día sin visitar a María Auxiliadora en su iglesia. El niño de entonces, Gabriel Pérez, hoy Párroco de San Felipe Neri, presenció muchas veces el hecho.

Don José Gálvez nació el 29 de septiembre de 1866. Murió el 29 de abril de 1952. Su entierro fue de pobre, con un solo caballo y modestísimo carruaje. Málaga entera le acompañó en su trayecto al cementerio de San Miguel. “Hasta el cielo llora su muerte” decía la gente porque llovía a cántaros.

El Siervo de Dios José Gálvez sigue ofreciendo actualmente un testimonio impresionante y estimulante en la defensa de la vida y de la dignidad de toda persona. Supo hacerse presente en las fronteras existenciales a las que el Papa Francisco invita a los católicos a colocarse.

¿Veremos al Dr. Gálvez en los altares? Reza, ofrece tu testimonio sobre su vida, conoce su figura.

Miguel Aragón Ramírez, S.D.B.

«Medicus pius, res miranda»

El Rvdo. D. Lisardo Guede (1925-2013) en su obra “Historia de Málaga II. Sanidad y Beneficencia, 1994” dedicó un capítulo al
Dr. Gálvez Ginachero. Por su interés, y el cariño con que está redactado, reproducimos dicho capítulo (pp. 150-159), escrito con la característica prosa de nuestro llorado D. Lisardo.

José Gálvez Ginachero «Medicus pius, res miranda»

La frase: «Un médico piadoso, cosa admirable», brotó de los benditos labios de Pío VII, el 2 de diciembre de 1804, al serle presentado el eminente doctor Don José de Récamier con motivo de la ceremonia de coronación de Napoleón I por emperador. A la verdad, es también un magnífico marco para encuadrar la figura y la obra de nuestro Don José Gálvez, réplica viva del científico y del cristiano en la misma pieza y a la hora en que tales prendas viajaban, generalmente, separadas.

Por haber sido el malagueño que supo encamar en sí mismo el estudio, la fe, el trabajo y la caridad, bien ganado se tiene el campeonato entre los miles de malacitanos que han dedicado su ser y su haber al servicio de sus conciudadanos. Para que perviva en el recuerdo y oriente las conductas de todos, vale la pena recoger y estampar aquí los datos históricos que hitan su densa biografía, principiando con la primera página escrita sobre él: su fe de bautismo: «En la Ciudad, de Málaga, provincia y Obispado de la misma en siete de Octubre de mil ochocientos sesenta y seis; Yo D. Rafael Díaz, Teniente encargado en el Curato de la parroquia del Sagrario de esta Santa Yglesia [Catedral] bauticé solemnemente a un niño que nació el veinte y nueve de Septiembre anterior a las diez y media de su noche; hijo legítimo de Don José Gálvez, del Comercio, y de doña María del Carmen Ginachero, naturales de ésta; Abuelos Paternos, Don José y Doña Teresa Andújar naturales, él de Lucena y ella de ésta; y Maternos Dn. Carlos y Doña Angustias Vulpius, naturales de ésta; al cual puse los nombres de José María Carlos Luis Gonzaga Miguel de Santa Teresa: no han tenido otro hijo de este nombre. Fueron sus Padrinos los Abuelos Maternos á quienes advertí su obligación y parentesco; y testigos Dn. Juan y Eduardo Téllez de esta vecindad, doy fe – Rafael Díaz»

La sola lectura del acta bautismal ya nos dibuja el área en que inició sus primeros pasos haciendo verdad, en lo que al niño compete, la frase de Pío XII: «La familia es el vivero en que nace y crece el hombre del mañana», y esta otra de Alfonso X «Ser padre es facer que los fijos lleguen a acabamiento de ser homes». Este sano ambiente de su hogar y su buena índole hicieron que él recogiera y asimilara, mejor que bien, las cuatro notas que caracterizan a todo andaluz auténtico, no pudiendo tenerse por tal aquel a quien alguna falte: franco, acogedor, religioso, y perspicaz, magnificadas por su esmerada educación.

Cursó las enseñanzas primaría y media, con brillantes notas, en Málaga. A los 15 años pasó a la facultad de medicina de Granada, donde se tocó con la birreta de Doctor y notas de summa cum laude a los 22 años, el 31 de mayo de 1890: Rara avis in terris, lo mismo entonces que ahora.

Animado por sus profesores, compañeros y deudos, con las mieles del doctorado en el paladar, la presión de su carisma y el entusiasmo juvenil, partió, a ampliar sus ya vastos conocimientos, para Francia y Alemania. En París fue discípulo de Pínard, Farabeuf y Varnier Y en Berlín practicó en las clínicas de Olshausen, Martín y Vert.

Su regreso a casa fue a finales de 1893. Ya con nosotros, dejó caer su ojo clínico sobre una necesidad tan dilatada y profunda como su acervo cultural y su caridad ardiente: la ginecología y la puericultura. Recuérdese que los malpartos y fallecimientos infantiles eran, por entonces, algo de cada instante, por estos pagos; sólo en el hospital local de Archidona hubo días de fallecer hasta 10 pequeñuelos. El departamento de Obstetricia del Hospital Civil Provincial de San Juan de Dios fue su campo de estreno, sin sueldo. Este no percibir dineros parecía atizar más el fuego de su ardiente caridad y reforzar su vis o carisma científico, envuelto en una sencillez y modestia tan elegantes que, sin él buscarlo, le llevaron a que nucleara la vida entera de nuestro Hospital. Este su técnico y caritativo hacer desde su llegada, en 1893 prestigiaron tanto nuestro primer centro sanitario provincial que la primera mitad de este siglo trajo a Málaga los mejores médicos españoles, para aprender del Maestro de su ramo.

Pero no era sólo la medicina materno infantil su ocupación. La enseñanza y la psiquiatría supieron también de sus afanes.
La segunda llevóle a ser, con la Reina Madre, cofundador de la Casa de Salud Santa Cristina, en Madrid. E1 28 de junio de 1904 bendíjose y púsose la primera piedra de este sanatorio, presentes ambas majestades: la real y la científica. Don José fue Director de la misma desde el 29 de abril de 1916 al 28 de mayo de 1930, pasando a Presidente del Patronato de la entidad hasta su muerte, simultaneando las tareas de Madrid con las de Málaga, que acá eran muchas, como después se verá.

Ahora toca citar al 20 de agosto de 1904 para ver su partida de matrimonio, al que llegó casi por chiripa, porque ni de tiempo disponía para buscarse esposa, de tan consagrado que vivía al estudio y a los pacientes: «En la ciudad de Málaga, capital de su Obispado y Provincia, á veinte de Agosto de mil novecientos cuatro. Nos el ilustrísimo Señor Doctor Don Gregorio Naranjo y Bares, Deán de esta Santa Yglesia Catedral y Gobernador Eclesiástico sede Plena de esta Diócesis desposamos y casamos, en la Yglesia del Hospital Noble, filial de la Parroquia del Sagrario, por palabras de presente, que hicieron verdadero y legítimo matrimonio, y acto seguido velamos y dimos las bendiciones nupciales según el Rito del Ritual Romano al Señor Don JOSÉ GÁLVEZ GINACHERO, natural y vecino de esta Ciudad, de treinta y ocho años de edad, soltero, domiciliado en la calle del Cister, número cinco, hijo legitimo de Don José Gálvez Andújar y de la Señora Doña María del Carmen Ginachero Vulpius, viuda, con la Señorita Doña MARÍA MOLL SAMPELAYO, natural y vecina de esta Ciudad, soltera, de treinta y seis años de edad, habitante en la calte de San Agustín número diez y seis, é hija legitima de Don Miguel Moll Cerdá y de la Señora Doña María del Carmen Sampelayo Mosqueira, ambos difuntos. Precedieron para ello todos los requisitos legales y las tres canónicas amonestaciones que dispone el Santo Concilio de Trento, las que se leyeron en la Misa Parroquial de los días festivos diez y siete, veinte y cuatro y veinte y cinco de Julio anterior, sin que resultase impedimento alguno. Confesaron y Comulgaron y fueron aprobados en Doctrina Cristiana. Fueron padrinos de la velación los Excelentísimos Señores Don Salvador Solier y Pacheco y Doña María del Carmen Ginachero Vulpius, viuda de Gálvez, siendo testigos Don Juan Silion Berganza, Don Cayetano Luca de Tena, Don Baldomero Gil Ghiara del Peral, Don José Novillo Jertret, Don Jerónimo Mendiola Urbina, Don Manuel de Lara Alcalá y Don José Collantes Delgado. Y para que conste firmo la presente partida — Gregº Naranjo”.

Frutos del sacramento fueron sus tres hijos: José, Mª Carmen y Josefina.

Doria María Moll debía ser una esposa como Fray Luis de León enseña en La perfecta casada ¿Por qué? Pues, porque a su vera no interrumpió su viandanda ni cambió el ritmo médico Don José Gálvez. Y bien notorio es lo que influye una pieza de la pareja humana en la otra, sobre todo al principio de la convivencia plena.

En 1912 inaugura Don José su sanatorio particular. Religioso y gran psicólogo como él era vio claro ser este gamito humano el más necesitado de auxilio. Bien convencido de la fuerza de la religiosidad en pro de la curación bautiza al nuevo lar con el nombre de María Auxiliadora, poniendo a los pacientes y plantilla sanitaria bajo el amparo de esta Madre celestial. Todavía hoy lo certifica una lápida de mármol verde a la entrada misma del sanatorio. Su copia literal queda recogida en el número 12 de nuestros hospitales ahora vivos.

Su entrega a la labor proyectada de mejorar la sanidad y el estudio, aunque le ganase envidiosos, le fue aupando sobre el buen sentir de las personas decentes: la mayoría. De la mano de su cada día superior reputación fue ascendiendo a puestos de la máxima responsabilidad:

1921 a 1924 Presidente del Colegio Oficial de Médicos de Málaga.

1923-11-23//1932-IX-26
1934-VII-16//1936-IX-29 } Director del Hospital Civil Provincial.
1937-II-8//1952-IV-29

Su cese en la dirección del Hospital Provincial el 29 de septiembre de 1936 tiene una motivación, en aquel momento intolerable para los de turno en el machito del poder la religiosidad de Don José. Aquellos esbirros no se atrevieron a «pasearle» cuando tantos sacerdotes, religiosos y devotos cristianos fueron martirizados aquí, sin más razón que el odium fidei. Atreviéronse eso sí, a llamarle al juzgado, para condenarle. No quiso abogado de oficio, ni otra defensa que la personal. Cuentan que al entrar donde le esperaban unos depravados, autoconstituídos en jueces, fiscales, secretarios, alguaciles y toda la parafernalia de la ignorancia resentida, fueron sus primeras palabras, endosadas personalmente a unos cuantos de los reunidos:

—¿Y tú me citas aquí, cuando me debes la vida, pues te saqué del vientre de tu madre, en trance de morir los dos?

Abochornados unos, avergonzados otros y sin hombría todos, dejáronle libre. Pero para que no se evadiera o pasara a la zona nacional, retuvieron a su hija Josefina, como rehén. …El 8 de febrero de 1937, a solicitud unánime del Cuerpo Facultativo y de toda la plantilla laboral del centro, la Excma. Diputación Provincial le repuso en la Dirección del Hospital, que conservó hasta su deceso.

La estima de su persona y su labor sanitario-educativa llevóle al sillón de la Alcaldía de Málaga el 3 de octubre de 1923, para dejaría el 10 de abril de 1926. Como no podía ser menos, la asepsia o limpieza urbana y todo lo sanitario tuvieron en él su mejor padrino. Recuerdo haber leído que fue miembro de la Adoración Nocturna, pero como entonces no tenía en proyecto este libro, no anoté la fuente. Sirva de pista a los adoradores jóvenes esta referencia, si alguno la lee.

La gratitud, que aún no ha muerto, reconoció y recompensó los esfuerzos de su ciencia y de su caridad, con los siguientes nombramientos y títulos, entre otros:
1922 Gran Cruz del Mérito Militar
1947 Gran Cruz de Alfonso X El Sabio
1952 Medalla de Oro del Trabajo

… Pero corno todo astro luminoso tiene su ocaso, también a este sol de Málaga le llegó su desaparecida, por no decir su entrada, en la vida eterna. Así lo relata el Libro de Difuntos de la Parroquia:

«En la Ciudad de Málaga, a treinta de abril de mil novecientos cincuenta y dos Yo D. Manuel Ballesteros Jiménez, Pbro. Cura Propio de esta Parroquia del Sa-grario de la S. I. Catedral mandé dar sepultura eclesiás-tica al cadáver de D. José Gálvez Ginachero, de ésta, notabilísimo Doctor en Ginecología, de ochenta y cinco años e hijo de D. José Gálvez Andújar y Doña Carmen Glnachero Vulpius, que falleció ayer en su Sanatorio de calle S. Agustín, recibidos los Stos. Sacramentos. Fue sepultado en el Cementerio de S. Miguel. Y para que conste, autorizo la presente partida, fecha ut supra – M. Ballesteros«

A decir verdad, la precedente acta de defunción ya no es del todo exacta, ¿por qué? Pues, porque el 23 de febrero de este ato de 1993 sus restos fueron depositados en una bóveda del santuario de la patrona Ntra. Sra. de la Victoria. Y con ellos los de su esposa, su hijo y otro familiar, presentes sus familiares y el párroco Mons. José Sánchez Platero.

De algunos —muy pocos— de los que le conocieron he oído que era un tanto adusto y esquivo. Por lo que de muchos más he oído y yo mismo deduzco de su abrumador quehacer, pienso que todo lo contrario. Era muy amigo del hombre, por el sólo hecho de ser hombre, pues, para bien del hombre vivió en permanente alerta científica. Esto, como es lógico, le llevaba al estudio profundo y ensimismamiento, hasta buscar en Dios luz para escudriñar los secretos de la naturaleza con ciencia, conciencia y fe.

Otra lección suya, por lo que he escuchado más de una vez, fue la de la elegancia en el vestir y en el hablar, incluso en su vida privada o de hogar. Cuentan que nunca se sentó a la mesa en mangas de camisa. Como psicólogo nato y erudito, sabía muy bien que la elegancia nunca pasa de moda y el atuendo define al hombre. ¡Aprendamos la lección! Nos hace mucha falta hoy, también a mí.

A la hora de irse al cielo llevaba en su nómina, junto a tanto ya dicho, algo que sólo al final de la jornada de la vida suele contabilizarse, por ser labor callada de grandes dificultades:

«Fue primer presidente de la Junta Diocesana de Acción Católica, en los difíciles tiempos de la República … Presidente del Consejo de las Conferencias de San Vicente de Paúl, Bienhechor del Seminario Diocesano y Limosnero oculto de los conventos más necesitados.«

Entre los múltiples testimonios garantes de la virtud y ciencia de Don José Gálvez como del reconocido cariño de Málaga por tan preclaro hijo escogí éste que, por su carácter de póstumo y distante en el tiempo, resulta auténtico del todo. Luce en el recibidor del Sanatorio, en un sencillo cuadro, haciendo corona a su busto con los demás distintivos pregoneros de una vida por entero consagrada al servicio de Dios y de los prójimos. Y además está eminenciado por la valía de la mano que lo rubrica, precisamente en el día del descubrimiento de la lápida que ennoblece la entrada y se ha visto al hablar del Sanatorio:

«Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga. Descubrimos una lápida que recuerda que aquí trabajó, ejerció su ministerio un hombre que tuvo una sola norma de vida: el cumplimiento del deber.»
“Errar o lograr el éxito es algo que no siempre está en relación con el esfuerzo realizado o con la recta intención. Lo que distingue fundamentalmente al hombre bueno, es la norma que le lleva al cumplimiento del deber de cada día, te depare este cumplimiento placer; o sacrificio, pérdida o ganancia, satisfacción cuando este deber coincide con tu propia vocación profesional. Como le ocurrió a D. José como médico, o dificultades y sacrificios, cuando accidentalmente, en aras del bien común de su Ciudad, actuó como Alcalde.”
«Él siempre fue el servidor de sus enfermos, el servidor de su ciudad. Amó a todos y este amor lo mismo lo volcaba en el enfermo necesitado que en el médico joven que empezaba. Esa es una gran lección de amor que no olvidaremos los que convivimos nuestros primeros pasos profesionales con D. José. Recordaba ese otro gran Médico que es Don Antonio Moneada que cuando no le conocía nadie, cuando desde un pueblo ganó las oposiciones a Médico del Hospital Civil de Málaga, D. José, con su enorme prestigio, avaló su competencia profesional otorgándole su confianza. Lo mismo podría decir yo. Igualmente desconocido, sin más contacto que el obtener la plaza de Médico internista set Hospital Civil con 26 años, me pidió que atendiera médicamente a su familia. Así era él. Confiar en los médicos jóvenes en los que adivinaba una auténtica vocación médica fue una faceta de su vida, que yo quiero destacar como lección ejemplar. Muchos Médicos de Málaga pueden dar fe de esto.»
«Honrar a D. José Gálvez Ginachero es honrar a la Medicina y a Málaga, En mi doble personalidad de Médico y Alcalde yo doy gracias a Dios de esta oportunidad de que sea yo quien represente a Málaga en este acto, y como única nota triste lamentar una gran ausencia: la de su hijo D. José Gálvez Moll
que tan feliz se hubiera sentido en este momento»
«Málaga, 29 abril de 1968 – Antonio Gutiérrez Mata.»

Me parece que son de Villaespesa los siguientes versos que aprendí de niño:

Nadie murmure de nadie
que somos de barro humano
y no hay nadie que esté limpio
siendo formado de barro.

Pues bien, he de desmentir al poeta, ya que no he leído ni escuchado nunca una sola mala ausencia de Don José y los suyos.

Ames bien, a sus hijos se han unido en matrimonio criaturas de muy altos vuelos, por su bondad y destreza. Pepe casó con Alicia Petersen; María del Carmen con Joaquín García Morato y Castaño y Josefina con Carlos Haya, no necesitando ninguno de los tres presentación en el mundo de la gente honrada, laboriosa y cristiana.

Y por broche, al pie de la letra, la copia del título de Lic. en Medicina, Él dio paso legal, rostro oficial y apoyo social a su vocación y carisma, así como aval a sus cualidades humanas y heroicas prendas cristianas, que le hicieron modelo acabado de civismo y de fe:

«EL MINISTRO DE FOMENTO – Por cuanto D. José Gálvez y Ginachero, natural de Málaga, de edad de vein-titrés años ha acreditado en debida forma que reúne las circunstancias prescritas por la actual legislación para obtener el Título de Licenciado en Medicina y Cirugía y hecho constar su suficiencia ante la Universidad de Granada el día 23 de Junio de 1883 con nota de sobre-saliente. Por tanto, de orden de S. M. El REY (q. D. G.) y en su nombre la REINA REGENTE DEL REINO expido este Titulo para que pueda ejercer libremente la profesión de MédicoCirujano en los términos que previenen las leyes vigentes. Dado en Madrid a doce de Abril de mil ochocientos noventa. El Jefe de Negociado (firma y rúbrica) – En nombre del Sr. Minist. – El Director General Vicente Santamaría de Paredes – Firma del interesado: José Gálvez Ginachero // TÍTULO DE LICENCIADO EN MEDICINA Y CI RUGIA a favor de D. José Gálvez y Ginachero // Registro General de negociado de Títulos, folio 185, núm. 118 – Registro especial del Negociado cor-respondiente, folio 172. núm. 3450 – Va sin enmienda”

Para que los estudiosos malagueños se entusiasmen, Don José Gálvez Ginachero es una bellísima flor de nuestro jardín de la cultura y la caridad, pero no la única. Otras mil adornaron y hermosean los arriates más bellos de la Diócesis y la Provincia, gracias a Dios. Conozcámoslas y démoslas a conocer.

Al Dr. Gálvez Ginachero le recuerdan en nuestra ciudad, entre otros, los siguientes monumentos:
«Avenida del Dr. Gálvez», desde el Puente de Armiñán a la entrada del Hospital Civil Provincial.

Un busto en bronce, con la siguiente leyenda sobre los nobles perpiaños del respaldar:

“AL DOCTOR GÁLVEZ GÍNACHERO, INSIGNE MALAGUEÑO / QUE CONSAGRÓ SU VIDA AL SERVICIO DE ESPAÑA, DE LA CIENCIA Y DE / LA CARIDAD CRISTIANA. MAYO 1944,»

Está en el Patio de los Naranjos, cabe la puerta de la fachada norte de la catedral.

Otro busto de mármol blanco, en el patío principal del Hospital Civil Provincial, sobre chanto o pedestal de granito blanco, su texto:

«AL EMINENTE GINECÓLOGO / Dr. GÁLVEZ GINACHERO EN CONMEMORACIÓN / DE SUS BODAS DE ORO CON / EL HOSPITAL PROVINCIAL / MÁLAGA 27 NOVIEMBRE DE 1943»

Lisardo Guede y Fernández