Dr. José Gálvez Ginachero y su actividad. Sebastián Rivas Briales.
Resulta difícil comprender cómo para algunos las 24 horas del día tienen una producción de un par de ellas o menos y para otros de 48 horas o más.
Hace muchos años me dijeron que si quieres pedir ayuda a alguien, acude a quien desarrolle mucho trabajo, al que esté muy ocupado, pues el que tiene tiempo libre no te lo podrá hacer. Parece una contradicción; pero es una realidad que la experiencia me lo ha confirmado, pues quien tiene tiempo libre es porque no hace nada de nada y una carencia o disposición de hacer algo por otro.
Quienes no analicen las razones en profundidad, podrán pensar que la actividad o el darse a los demás es algo del carácter o deseos del figurar; pero no se sostiene si no hay el objetivo del beneficio personal. Pero cuando ese beneficio no existe, sino que se aporta el trabajo, el descaso, el patrimonio…, carece de sentido, por lo que tiene que haber otra raíz que sea la fuerza motriz para pensar en el beneficio de los demás sin lucro personal y con una continuidad que pase de la acción esporádica y caprichosa a una obligación comprometida en el tiempo y en la envergadura de lo que se acomete.
Cuando se va a construir una chabola, requiere poco tiempo, dinero, esfuerzo y preparativos; pero cuando se tiene el proyecto de construir un edificio de muchas plantas, hace falta meses para su terminación, dedicación prolongada y cimientos que pueda sostener la obra que se va a realizar.
Uno tenía un terreno que vendió a una constructora para hacer una urbanización de lujo y algunos hoteles. El antiguo propietario miraba todo aquello en pleno esplendor y comentaba: “¡Y pensar que todo esto podía ser mío!”. Pero ¡cómo si no se ha movido, no ha invertido, no lo ha trabajado…!
Hay un gran problema de nuestra sociedad. Nos gusta rodearnos de personas que sean fieles, de confianza, sinceras, insobornables para traicionar, trabajadoras…, toda clase de bondades; pero cuando se dice que tales personas tienen muchas virtudes, ya se quiere cortar el comentario, pues se pretende obtener buenos frutos sin tener buenas raíces, se intenta encontrar personas cabales sin que tenga buenos fundamentos, se procura que las bondades sean naturales sin influencia de una fuerza superior que incentive y ayude con su gracia, pues hay empeño en desterrar a Dios de la sociedad y que todo sean valores humanos, rechazando o negando el estigma que tenemos del pecado original y la fuerte atracción hacia el mal. Sin Dios no se puede permanecer por mucho tiempo en la completa fidelidad a los demás pues hay que estar apoyados en quien es totalmente fiel y Amor por todos, invitándonos a que con Él nos demos a los demás.
Y, nos encontramos con la figura del Dr. José Gálvez Ginachero, que decide ser ginecólogo para poder cooperar en que sean menos las muchas mujeres que fallecen en el momento del parto; que atiende a las indigentes con la misma atención, cariño y dedicación que a las parturientas que abonaban sus servicios sin que los horarios fueran una dificultad para encontrarle a altas horas de la noche a los pies de una cama o en quirófano; que ante el gran analfabetismo de los niños regala los terrenos y ayuda económicamente para crear escuelas; que se ocupa de los ancianos colaborando en el sostenimiento de un asilo; que las autoridades de Málaga acuden él para que sea el alcalde de la ciudad, haciendo importantes reformas y progresos en la ciudad, compaginándolo todo.
Pero ¿de dónde sale toda esta actividad? Tras todo el trabajo y atender a su familia, jamás deja de hacer una hora de oración ante el Santísimo e incluso hacer la adoración por las noches, pues pertenece a la Adoración Nocturna y en dos ocasiones es Presidente Diocesano de esta asociación en Málaga. Es que el Dr. Gálvez cimentó toda su vida en Dios y sobre Él construyó con solidez todas sus actividades. Esto hizo que con esos cimientos divinos todo lo hiciera pensando en la voluntad de Dios y tuviera grandes resultados, aunque se quiera considerar que es el efecto de la fuerza de voluntad, de querer figurar o de cualquier otro motivo, menos de la acción de Dios. Es lo natural, ya que el mundo construye grandes edificios que parecen sólidos, pero su interior está invadido de termitas.
Sebastián Rivas Briales